Cuando la psicología era (aún más) una ciencia joven, las escuelas conformadas por psicólogos conductistas y psicoanalistas defendían que los niños no podían desarrollar una depresión.
Los primeros alegaban que la depresión, al ser una perturbación de tipo interiorizante cuyo acceso a la observación no era posible, no era de interés clínico. Los psicoanalistas, por su lado, argumentaban que el niño, por falta de madurez y capacidad para reflexionar sobre su descontento frente a su propio yo, no podían experimentar este trastorno.
Paradójicamante, fueron dos investigadores psicoanalistas los que apartándose de la ortodoxia comenzaron a estudiar y mostrar resultados que contradecían estas creencias. Ellos son René SpitzyJohn Bowlby. A consecuencia de estos estudios Spitz llamó a este tipo de depresión, depresión anaclítica; y Bowlby comenzó sus famosos estudios sobre el vínculo entre el niño y la madre, y las repercusiones que tiene su ausencia o la aparición de una dinámica disfuncional en el niño.
La Terapia Electroconvulsiva ha sido un de las grandes críticas hacia la psicología y psiquiatría en cuanto a terapias dañinas para el paciente. De hecho, no cabe duda que en sus inicios lo era, dada la gran cantidad de efectos a corto y largo plazo que ocasionaba.
Mucha gente se sorprende cuando se entera de que en la actualidad la terapia electroconvulsiva se sigue utilizándo para tratar determinados trastornos, posiblemente porque se imaginan que esta no ha evolucionado y sigue siendo aquella técnica que consistía en dar descargas eléctricas sin ningún tipo de anestesia y manteniendo al paciente inmovilizado.
Pero, ¿Cómo se lleva a cabo actualmente esta técnica? ¿Tiene efectos secundarios? ¿En qué casos ha demostrado su efectividad? ¿Cual ha sido su evolución hasta hoy en día?
Hace unos días publicaba el artículo: “¿Es el Psicoanálisis una Farsa? | Primera Parte”. En esta primera entrega, nos centramos en argumentar la eficacia del psicoanálisis utilizando una serie de análisis y metaanálisis de corte estadístico para comprobar cuál era la eficacia de este tipo de terapia, y en general, de las terapias psicodinámicas.
Ahora, en esta segunda parte vamos a buscar evidencias biológicas, más concretamente, basadas en el uso de neuroimagen para ver cómo interviene la terapia psicoanalítica en los procesos mentales y en distintas áreas del cerebro.
El Bótox, es un tipo de modificación corporal muy extendido entre las sociedades desarrolladas, ya que permite mediante un sencillo proceso (inyección con jeringuilla a nivel intramuscular), paralizar los músculos (normalmente faciales), evitando así, la aparición de arrugas. También se puede usar para otros menesteres, como su inyección en axilas para evitar una excesiva sudoración.
En este artículo, nos centraremos en analizar cómo afecta el uso de esta sustancia a la felicidad del usuario, además de a la expresión de las emociones y su regulación en general. Para acabar, también hablaremos de cómo puede afectar el reprimir las emociones.