Cuando la psicología era (aún más) una ciencia joven, las escuelas conformadas por psicólogos conductistas y psicoanalistas defendían que los niños no podían desarrollar una depresión.
Los primeros alegaban que la depresión, al ser una perturbación de tipo interiorizante cuyo acceso a la observación no era posible, no era de interés clínico. Los psicoanalistas, por su lado, argumentaban que el niño, por falta de madurez y capacidad para reflexionar sobre su descontento frente a su propio yo, no podían experimentar este trastorno.
Paradójicamante, fueron dos investigadores psicoanalistas los que apartándose de la ortodoxia comenzaron a estudiar y mostrar resultados que contradecían estas creencias. Ellos son René SpitzyJohn Bowlby. A consecuencia de estos estudios Spitz llamó a este tipo de depresión, depresión anaclítica; y Bowlby comenzó sus famosos estudios sobre el vínculo entre el niño y la madre, y las repercusiones que tiene su ausencia o la aparición de una dinámica disfuncional en el niño.
En cualquier deporte los procesos perceptivos y la capacidad del deportista para reaccionar a tiempo. suponen la diferencia entre una victoria o una derrota. En el caso del fútbol, esto no es una excepción.
Probablemente, es en el caso del guardameta (también conocido como arquero, golero, cancerbero, meta, guardaballas, guardapalos o portero), donde estos procesos requieren de un esfuerzo extra y una mayor preparación para poder adaptarse a las demandas de este deporte durante los partidos.
A continuación, vamos a explicar las 6 fases en las que se puede dividir el proceso que sigue el cerebro de un portero, desde que el contrincante decide chutar el balón, hasta que lo para. El tiempo en milisegundos, indica el tiempo transcurrido desde que el jugador del equipo contrario comienza la acción y el portero se focaliza.
Hace unos días publicaba el artículo: “¿Es el Psicoanálisis una Farsa? | Primera Parte”. En esta primera entrega, nos centramos en argumentar la eficacia del psicoanálisis utilizando una serie de análisis y metaanálisis de corte estadístico para comprobar cuál era la eficacia de este tipo de terapia, y en general, de las terapias psicodinámicas.
Ahora, en esta segunda parte vamos a buscar evidencias biológicas, más concretamente, basadas en el uso de neuroimagen para ver cómo interviene la terapia psicoanalítica en los procesos mentales y en distintas áreas del cerebro.