Esta es con diferencia, una de las grandes preguntas, no solo a nivel de terrorismo, sino a nivel humano. ¿Puede alguien cambiar? La respuesta inmediata es obvia. El ser humano cambia a lo largo de su vida, incluso puede hacerlo sustancialmente de un día para otro si acontecimientos extremos tienen lugar. Al fin y al cabo, esto es lo que pretenden las terapias psicológicas, cambiar los pensamientos, emociones, conductas e incluso, cambiando el mismo cerebro del sujeto en la dirección que mejore su salud mental.
En los últimos meses, a nivel internacional, los sucesos relacionados con el terrorismo han ocupado todas las primeras páginas. Desde luego, no es para menos. Aparentemente, cada vez más, las acciones terroristas estremecen poblaciones e incluso naciones enteras, con actos que parecen sacados de una película de terror.
Para entender el factor sorpresa que estos actos suscitan en la población, debemos añadirle la relativa desinformación que ha habido hasta el momento. Una desinformación que no se ha podido mantener dada la evidencia de los acontecimientos.
El resultado final, es una sensación inicial de incredulidad ante estos eventos, que culmina con la pregunta clave que todo ser humano en su sano juicio debe hacerse: ¿Cómo puede alguien cometer tal atrocidad? Pues bien, de eso trata este artículo.
En este artículo vamos a exponer de forma clara y concisa las distintas fases que tienen lugar durante el proceso del habla y la escucha, por separado. Para entender tales procesos, nos vamos a centrar en las áreas cerebrales que entran en juego con sus determinadas funciones, por lo que podemos considerar que este artículo toma una visión neurofisiológica, en comparación con otras formas de ver el habla y la escucha, como podrían optar las posturas cognitivistas.
Hace unos días, una persona me pidió que escribiese un artículo sobre el amor. En un principio pensé abordar algún tema concreto (que es lo que suelo hacer), como podría haber sido: las fases del enamoramiento (aunque algunos autores distinguen el enamoramiento del amor como tal), los celos, los mecanismos cerebrales implicados, la evolución histórica de los patrones afectivos, el amor entre familiares (ya sea con carga sexual o no), etc.
Pero en esta ocasión, he preferido hacer una recopilación de investigaciones que demuestran o desmienten un amplio abanico de hechos (o mitos), en relación con este apasionante tema, que ha atrapado el interés del ser humano desde hace milenios; y lo seguirá haciendo.