Guía Visual Rápida sobre Neurofisiología del Habla y Escucha

Título de la Fotografía: «Man with Electrode Wires on Head» – Tomada por: Adrianna Williams ©

En este artículo vamos a exponer de forma clara y concisa las distintas fases que tienen lugar durante el proceso del habla y la escucha, por separado. Para entender tales procesos, nos vamos a centrar en las áreas cerebrales que entran en juego con sus determinadas funciones, por lo que podemos considerar que este artículo toma una visión neurofisiológica, en comparación con otras formas de ver el habla y la escucha, como podrían optar las posturas cognitivistas.

Antes de empezar con las distintas fases que tienen lugar a lo largo de los procesos que vamos a tratar, es importante destacar, que dichas fases, y en especial, las distintas áreas cerebrales, no trabajan de forma independiente, sino que lo hacen de forma interdependiente. A esto debemos sumarle el hecho de que los procesos no tienen lugar en serie (es decir, uno detrás del otro, estrictamente), más bien tienden a suceder de forma paralela (diversos procesos al mismo tiempo).

Para entender algunos conceptos nos remitiremos a la siguiente imagen que representa los distintos lóbulos cerebrales:

HABLAR

Fase 1: El lóbulo temporal (verde) selecciona las palabras con las que construir las frases que verbalizarán nuestras ideas. Estas palabras están almacenadas obviamente en la memoria y se relacionan con acontecimientos vividos por la persona.

Localización del Área de Wernicke (Fase 2) y el Área de Broca (Fase 3), conectadas a su vez por el Fascículo arqueado.

Fase 2: Una vez seleccionadas las palabras, el área de Wernicke asigna a cada una, los sonidos que le pertenecen. Es decir, en la primera fase se selecciona el componente semántico (significado) y en esta segunda el componente fonético (sonido). Por eso, en algunas ocasiones, podemos equivocarnos al decir una palabra, aunque sepamos perfectamente qué concepto queremos decir.

Fase 3: Una serie de fibras nerviosas que reciben el nombre de Fascículo Arqueado conectan el Área de Wernicke y el Área de Broca.

Ahora, el Área de Broca (área principal en la producción del lenguaje) se encarga de asignar los movimientos musculares a cada sonido de cada palabra. Dicho de otra forma, es la parte del cerebro que dicta cómo emitir los sonidos.

En morado: La corteza motora. En la imagen aparece además, de qué se encarga (aproximadamente) cada parte de esta misma zona (manos, cara, pies, etc).

Fase 4: Algunas partes de la corteza motora envían la información sobre la pronunciación a la boca, la lengua y la laringe.

Fase 5: Finalmente, el cerebelo se encarga de que la pronunciación final tenga el orden temporal adecuado.

En rojo el cerebelo.

Para terminar con la parte del habla, es interesante añadir el hecho de que alrededor de un cuarto de segundo antes de que el hablante emita una palabra el cerebro empieza a prepararse. Esto significa que el proceso completo a tenido una duración aproximada (y dependiendo de otras variables individuales y contextuales) de 0,25 segundos.

 

Escuchar

En rosa la corteza auditiva (primaria). Esta área se corresponde con las Áreas 41 y 42 según el mapa de Brodmann.

Fase 1: Después de que la información haya sido recogida por el oído (externo e interno) y enviada al encéfalo, esta va a parar a la corteza auditiva.

Fase 2: La amígdala se encarga de descifrar el contenido emocional de los estímulos auditivos y condiciona la respuesta emocional con la que la persona responderá posteriormente.

En rojo la amígdala, situada por debajo de la corteza cerebral.

Fase 3: Al igual que en la fase 3 en el habla, el Área de Broca procesa la construcción de las frases así como la gramática.

Fase 4: El Área de Wernicke y el lóbulo temporal anterior (si dividimos el lóbulo temporal por la mitad de forma vertical, la parte anterior sería la mitad más cercana a la cara, en contraposición con el lóbulo temporal posterior, más cercano a la nuca) descifran el significado de lo que hemos oído.

Fase 5: Por último, el lóbulo frontal (parte amarilla de la primera imagen de este artículo) asocia el significado de lo que hemos escuchado con la información de nuestra memoria, permitiendo, entre otras cosas, relacionar lo que escuchamos con nuestros recuerdos.

Según los estudios, el oyente tarda entre 100 y 200 milisegundos en procesar la información del hablante; de lo que se puede deducir, que tardamos menos en producir que en comprender el lenguaje hablado.

Como apunte final, señalar que todas las funciones mencionadas suelen estar lateralizadas, es decir, se encuentran predominantemente en uno de los hemisferios. Este hemisferio suele ser el izquierdo, aunque no siempre es así ya que por ejemplo, en el caso de los zurdos, las posibilidades de desarrollar tales funciones en el hemisferio derecho aumentan considerablemente.

 

Notas del Autor:

The brain book. R. Carter. Dorling Kindersley Limited, Londres, 2009; «Understanding in an instant: Neurophysiological evidence for mechanistic language circuits in the brain» F. Pulvermüller en Brain & Languaje, vol. 110, págs, 81-94, 2009.

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