¿Qué sabemos sobre los bostezos?

Bebé bostezando - PsicoWisdom

Mucho se ha especulado acerca de las causas y motivos que provocan los bostezos. Popularmente se piensa que aparecen cuando vivimos situaciones en las que nos sentimos aburridos o cuando tenemos hambre. Pero a continuación, veremos algunos de los últimos estudios que se han hecho al respecto o cuales son las hipótesis más relevantes que explican por qué bostezamos. Además, contestaremos a preguntas tales como:

¿Todos los animales bostezan por igual? ¿Realmente se contagian los bostezos? ¿Por qué? ¿Entre animales también se contagian? ¿Midiendo la cantidad de bostezos de una persona, se pueden diagnosticar otras enfermedades?

 

El bostezo como patrón de acción fija

El bostezo es un patrón de acción fija. Este tipo de comportamientos se pueden definir como:

Secuencia de comportamiento instintivo que es indivisible (no se puede realizar solo una parte del mismo) y se ejecuta hasta el final. Los patrones de acción fija son invariables y producidos por una red neural conocida como mecanismo de liberación innato en respuesta a un estímulo. Este tipo de patrones de comportamiento se consideran innatos y no precisan necesariamente de aprendizaje.

Un ejemplo prototípico de estos patrones son los que se dan en el reino animal en los ritos de apareamiento. Un macho de una especie determinada, al ver una hembra disponible, empieza a realizar unos comportamientos encadenados para cortejarla, y solo cesará, cuando haya realizado el patrón completo.

 

¿Por qué bostezamos?

Gato Bostezando - PsicoWisdom

Sabemos que los animales mamíferos bostezan (o bostezamos) bastante más que los herbívoros. Aunque concretamente, los ciervos, alpacas, ovejas y caballos lo hacen de vez en cuando.

En el caso de los seres humanos, algunos autores consideran que bostezar es necesario para el correcto desarrollo de los pulmones de los bebés y que esta costumbre queda para la posteridad.

Otros autores postulan que un nivel bajo de oxígeno en sangre sería el desencadenante para empezar un bostezo y así, aumentar el nivel de oxígeno en el organismo. Por este camino, también ha habido otros investigadores, que proponen un aumento de los niveles de CO2 en nuestro cerebro como posible desencadenante.

Para algunos otros, el motivo principal es que el bostezo permite abrir los senos frontales de la cara y evitar sufrir dolor o hemorragias en esta zona como podría supuestamente suceder a causa de una descompensación de la presión.
Algunas de estas explicaciones carecen de rigor científico y no han podido ser demostradas. No obstante, la hipótesis más moderna y mejor sustentada es la propuesta por Andrew Gallup y Omar Eldakar.

Para estos autores, el bostezo es un mecanismo de termorregulación (control de la temperatura) del cerebro al llenar la cavidad bucal de aire frío y aumentar el flujo sanguíneo al cerebro. Con estos mecanismos se conseguiría pues, reducir la temperatura del sistema nervioso central. A esta conclusión llegaron después de realizar los siguientes estudios.

 

Estudios de la hipótesis Termorreguladora

Estudio I: Estos investigadores recopilaron datos acerca de la cantidad de bostezos que tenemos tanto en verano como en invierno. Los resultados informaron de que en invierno bostezamos más que en verano. A su vez, dentro de cada estación, bostezamos mucho más los días en los que la temperatura es inferior a 37º (que es la temperatura corporal humana). Esto se puede atribuir a que, dicho mecanismo de termorregulación no se activa cuando la temperatura externa es superior a la corporal, ya que si introdujésemos aire más caliente en nuestro interior, lo único que conseguiríamos sería aumentar aún más nuestra temperatura.

Este estudio se llevó a cabo en Tucson (Arizona), lugar donde las temperaturas pueden superar los 37º varias veces a lo largo de un año.

Estudio II: Los autores previamente citados, también mostraron que la posibilidad de bostezar era menor en las personas que ya llevan mucho tiempo en la calle, frente a los que acaban de salir.  Exactamente, a los cinco minutos de salir de casa, bostezaba el 40% de los paseantes a los que se les mostraba un vídeo de bostezos. Este porcentaje disminuía hasta llegar al 10% conforme aumentaba el tiempo en el que  los paseantes habían estado en la calle.

Estudio III: Estudios realizados por otros investigadores con ratas, a las que se les había colocado una sonda de temperatura demostraba efectivamente, que bostezar conseguía disminuir la temperatura cerebral.

Evidentemente este experimento sería difícil de realizar con humanos porque sería éticamente cuestionable escoger a seres humanos para implantarles una sonda en el cerebro y mantenerlos en una jaula con condiciones controladas. De todos modos,  los resultados con animales no dejan de ser representativos.

 

¿El bostezo se contagia también en animales?

 

Los resultados obtenidos en diversos estudios con humanos señalan que dos de cada tres personas bostezamos cuando vemos bostezar a otra persona.

Los chimpancés bostezan uno de cada tres cuando estos ven vídeos de otros congéneres bostezando. Sin embargo, en las mismas circunstancias, ninguna de las crías de chimpancé que aun van con sus madres bostezan.

Los perros por otro lado, mostraron que solo uno de cada quince bostezaban con más frecuencia al ver videos de otros perros bostezando. Pero, curiosamente, la tasa aumentaba ligeramente cuando en los videos, en vez de aparecer perros, aparecían humanos.

Bostezos y Enfermedades

Imagen 3D de un bebé dentro del vientre materno.

Imagen 3D de un bebé dentro del vientre materno.

Se sabe que los niños ya dentro del vientre de la madre bostezan. Un estudio reciente de las Universidades de Durham y Lancaster, publicado en la revista PLOS ONE así lo confirma. E incluso se ha podido relacionar el bostezo del bebe con una buena salud y un buen desarrollo del mismo. De todos modos, es a partir de los cuatro años, cuando los niños empiezan a bostezar como consecuencia de ver a otros bostezar.

Por otro lado, también se ha visto que muchos niños con trastornos del espectro autista (donde  la capacidad de empatizar con los demás se ve afectada) no se contagian por los bostezos de otras personas.

Finalmente, se ha visto que en algunas enfermedades como la esclerosis múltiple o la epilepsia tienen una alta frecuencia de bostezos y problemas, a su vez, de termorregulación. Esto se conoce recientemente como “bostezo patológico”.

 

Personalidad y bostezo

Se han encontrado relaciones (o correlaciones significativas, en lenguaje estadístico) entre la susceptibilidad al bostezo contagioso y factores como:

  • La velocidad que tarda una persona en reconocer la propia cara.
  • La velocidad que tarda una persona en sentir empatía por otra persona.
  • El nivel de activación de las regiones cerebrales asociadas con los procesos mentales de la sociabilidad.

Por ello, se tiende a pensar, que el nivel de contagiosidad del bostezo en una especie está estrechamente ligado a la capacidad, de dicha especie, de sentir empatía.

 

 

“-Nuestro español bosteza.

¿Es hambre? ¿Sueño? ¿Hastío?

Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?

-El vacío es más bien en la cabeza.» 

Antonio Machado

Notas del Autor:

* ¿No estás de acuerdo con algo de lo expuesto? ¿Tienes dudas? ¿Quieres compartir algo? No dudes en ponerte en contacto conmigo. @DanielTejedor [Twitter]; DanielTejedorPardo [WordPress]